Amargos momentos de desesperación persiguen mis pasos
La soledad toca de nuevo la puerta
Mientras la desconfianza calienta el café en las mañanas de agosto
Consternando mi vigilia las sombras se divierten
La impaciencia se renueva con el cascabeleo del ventilador
Una gota de sudor se escapa sigilosa recorriendo mi barbilla
Y el trinar de las aves despiertas ya inunda mi habitación
Déjame solo pensamiento maldito
Tu y las ideas que contigo se acercan entristecen aun mas mi vigilia
Ya no separo la realidad de la fantasía
Mas aun recuerdo aquel instante cuando me dijiste al oído que no me querías
De nuevo las pisadas del olvido resuenan en la penumbra del crepusculo
Y mi mirada incesante busca entre los primeros rayos del sol la respuesta a mi desvelo
Ocho largos días sin abrazarse las pestañas
Una eternidad para comprender mi duelo
MARDOQUEO
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