En el reflejo de un ventanal sucio por el efecto del viento en la carretera, detalle sin querer un rostro angelical. Con la mirada perdida entre las montañas de la sabana y los ojos cristalizados por lagrimas asesinas quizás, descubrí entre tu y el cielo semejanza única e inexplicable. Indague entre mis recuerdos por alguna semejanza pasada, pensé que un Deja-Vu yacía ante mis ojos.
Le pregunte al viento por sus pensamientos mas cercanos, y no me respondió por respeto a tu pasado. Yo en cambio usurpe sin miedo tu reflejo, imaginándome en el un mundo nuevo, una ilusión perdida. Te vi sedienta de ganas, mientras mi mirada hambrienta de deseo vislumbraba junto a tu reflejo otro universo nuevo.
Las montañas pasaban al lado de nuestro tren, recorriendo caminos escarpados de vientres y anhelos. Al fondo la chimenea escupía su humo negro arropando el horizonte a su antojo.
El olor del pasto verde se confundía con tu perfume tropical, haciéndome recordar aquellas noches de lambada en las terrazas capitalinas. Tu rostro inmutado jamas pensaría en mi admiración para contigo; eres como la azúcar de mi café, como la luna de mis noches de seda, asemejando esa pieza del rompecabezas de mi destino.
Y el rugir de los rieles despierta de mi ensueño al poeta oculto. Seco mi frente del calor endiablado, guardo mi pañuelo en mi bolsillo trasero. Y me doy cuenta de que el clima es frio afuera, todos andan con bufandas y chalecos. Es el miedo mismo a encontrarte que hace quemar hasta el mas grande de los glaciales, el que se guarda en mi corazon.
MARDOQUEO
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