Sediento de alma miro el horizonte
Se evaporan los sueños que en silencio cultive
Lentamente el sol se pone ante mis ojos
Se acaba la tarde, nace anti mi la noche
La inmensidad del horizonte espanta mis miedos
Tus ojos se convierten en estrellas
Que en el fondo todo lo ven
Todo lo observan
Las olas del mar rompen ante mis ojos
La noche arropa el infinito con su mando violeta
Es la luna un reflejo sobre el mar
Me invade,
Me posee en silencio la inmensidad del ocaso
Ya no hay mas gaviotas humedad
Y la sal llega a mi boca como sazonando el anochecer
Y yo en silencio solo soy un espectador mas
De la inmensidad de la noche senil
MARDOQUEO
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