sábado, 4 de agosto de 2012

EL



Imponer mi voluntad ante la astucia del destino es un pecado
El, que labra nuestro camino con sangre y sudor
Que inicia el dia y que finaliza la noche
Que hace que mi corazon bombee cada gota de mi sangre


El, quien conoce mis rincones mas redondos
Que cuenta a diario mis cabellos
Quien enciende el sol y despierta a la luna
Me arropa con sus brazos
Me ama aun con mis pecados


Esconde la serpiente que me aterra
Me deja caer para que aprenda
Cuida mi sueño como pastor a su rebaño
Ahuyenta de mi lado las pesadillas de otros años


El, que olvido cuando peor estoy
Que me espera a diario mi llamada
A quien acudo en mis problemas
Quien a drede me ignora,
solo para que yo aprenda



MARDOQUEO

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